LA CARA DEL SUFRIMIENTO


es una de las 80.000 aves en un centro de huevos "camperos" dirigido por una familia. Nunca ha visto el sol ni sentido la hierba bajo sus pies, nunca ha conocido a su madre. Sus ojos le queman por la picazón de los vapores de amoniaco, su cuerpo sin plumas está cubierto con heridas y abrasiones, sus huesos son quebradizos por el constante drenaje de la producción de huevos, su pico cortado está palpitando por el dolor. Está exhausta, agotada y vencida. Tras toda una vida de privación social, psicológica, emocional y física, ella le hace frente picoteando neuróticamente a objetivos inexistentes durante horas. Tiene dos años y su vida se ha acabado. Su producción de huevos ha descendido, y será eliminada por los medios más baratos posibles -será gaseada junto con las otras 80.000 aves de su comunidad-. Esto requerirá tres días completos de trabajo para finalizar la tarea. Durante dos largos días, oirá los sonidos y respirará los olores de sus hermanas siendo matadas en cámaras de gas fuera de su nave. El tercer día será su turno. Ella será agarrada por las piernas y llevada fuera por primera vez en su vida y, como cada una de las 80.000 gallinas "gastadas", como cada una de las 50 mil millones de víctimas anuales de nuestro apetito, ella luchará por seguir viviendo, y no aceptará ninguna explicación ni justificación por ser robada de su patética y única vida. Ella es la cara de los huevos "camperos"

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